En 1912 Wegener propuso la hipótesis de la “deriva continental” que afirma que los continentes se mueven. La idea base y fundamental de su hipótesis era que los continentes estuvieron unidos en una época del pasado y que posteriormente iniciaron una deriva o movimiento que los llevó a separarse de este continente inicial o Pangea hace unos 200 millones de años, fragmentándose y dando lugar a los continentes actuales.
¿En qué se basaba esta hipótesis? En tres tipos de pruebas: las paleontológicas, paleoclimáticas y las geológicas.
Pruebas paleontológicas: en continentes actualmente separados y alejados, los fósiles que se encuentran son similares en algunos casos, lo que sería imposible de no haber estado en algún momento unidos durante la existencia de estos organismos.
Pruebas paleoclimáticas: los depósitos de rocas y sedimentos nos aportan información sobre el clima. Así, se comprueba cómo las tierras situadas alrededor del Polo Sur contenían morrenas del Carbonífero, por el contrario las zonas del hemisferio norte, que antes estaban en la zona ecuatorial presentan grandes depósitos de carbón procedentes de selvas ecuatoriales.
Pruebas geológicas: hay continentes que presentan perfiles de costas que prácticamente encajan entre sí, como si hubieran estado unidas anteriormente. Además se encuentran tipos de rocas que se continúan en continentes ahora separados, con edades similares. Las huellas dejadas por la erosión del hielo, que en los actuales continentes parecen al azar, al unirlos en uno sólo muestran sentido y la existencia de un casquete de hielo.
¿Y cómo se mueven los continentes? Según Wegener el movimiento se producía al ir resbalando los continentes sobre los fondos marinos, aunque no encontró la fuerza que causa este movimiento, aunque pensó en la rotación terrestre. Este punto fue el principal inconveniente de esta hipótesis, carecía de un mecanismo capaz de explicar el movimiento de los continentes y por eso fue desechada por muchos investigadores.
En 1962 H. Hess que observó cómo la edad de los fondos oceánicos es tanto más reciente cuanto más cerca al eje de la dorsal nos encontramos, y que al alejarnos se van haciendo más viejos. Estos datos le llevaron a pensar que el fondo oceánico se expande, generando continuamente nuevo fondo en las dorsales mientras que el fondo antíguo desaparece en las fosas, lo que le llevó a formular la “teoría de la expansión del fondo oceánico”.
Uniendo esta teoría con la hipótesis de deriva continental, se formuló la teoría de la Tectónica de Placas según la cual la capa externa y rígida de la Tierra, la litosfera, se encuentra por encima de una capa más fluida, denominada astenosfera. La litosfera esta dividida placas, que pueden ser oceánicas, continentales y mixtas. Hay ocho grandes placas (Norteamericana, Nazca, Sudamericana, Africana, Euroasiática, Indoaustraliana, Pacífico y Antártica) y fragmentos más pequeños (Cocos, Caribe, Scotia, Arábiga, Iraní, Filipina , Anatolia y Fuca).
Este movimiento se produce porque el interior del planeta está caliente. El calor de la Tierra crea una lenta y continua circulación de los materiales en el manto. Son las denominadas corrientes de convección. El magma más caliente y menos denso asciende por las dorsales y se solidifica dando lugar a la litosfera oceánica. Continúa por debajo de las placas alejándose de la dorsal y, después de enfriarse y hacerse más denso, desciende, reintegrándose de nuevo al manto en las zonas de subducción. En su descenso, el magma arrastra la placa oceánica, que se hunde y destruye lentamente.
En el manto fluido se producen corrientes de convección que mueven las placas litosféricas. Las placas se desplazan como una unidad, pero en las zonas de contacto o bordes de placa se mueven unas respecto a otras. Existen tres posibles tipos de bordes denominados constructivos, destructivos y pasivos.
1: Bordes constructivo o divergentess: se separan dos placas litosféricas y se genera nueva litosfera oceánica.
2: Bordes destructivos o convergentes: colisionan dos placas y se destruye la litosfera oceánica.
3: Bordes pasivos: las placas se mueven lateralmente sin generarse ni destruirse litosfera.
Los bordes constructivos o divergentes aparecen donde las placas se separan, provocando el ascenso de material desde el manto para crear nuevo fondo oceánico. La mayoria de los bordes divergentes se localiza a lo largo del sistema de dorsales oceánicas y están asociadas con la expansión del fondo oceánico, que se produce a velocidades de 2 a 15 centimetros al año. Dentro de un continente pueden formarse nuevos bordes divergentes (por ejemplo, los valles de rift del este de Africa).
Los bordes destructivos o convergentes aparecen donde las placas colisionan, provocando la subducción de la litosfera oceánica. La convergencia entre un bloque oceánico y uno continental provoca la subducción de la placa oceánica y la formación de un arco volcánico-continental como los Andes de Sudamérica.
Cuando se produce entre dos placas oceánicas se forma una fosa oceánica y un arco de islas volcánicas.
Cuando dos placas que transportan corteza continental convergen, el resultado es una colisión que provoca la formación de una cadena montañosa como la del Himalaya.
Esta teoría está apoyada por la distribución global de los terremotos y su estrecha asociación con los bordes de placa, la edad y el grosor de los sedimentos de los fondos de las cuencas submarinas, la existencia de cadenas de islas que se formaron sobre puntos calientes y proporcionaron un entramado de referencia para trazar la dirección del movimiento de las placas, así como la existencia de las corrientes de convección.