“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”, sin embargo, un niño o una niña que nacen en país del Primer Mundo o Países Desarrollados tienen, desde antes incluso de su nacimiento, unas condiciones de vida muy diferentes a las que tendrán un niño o una niña nacidos en el Tercer Mundo o Países Subdesarrollados. Las condiciones en que van a nacer serán muy diferentes: mientras en el Primer Mundo todo el embarazo y el parto estarán controlados, lo que hace que los niños nazcan en mejores condiciones y disminuya mucho la mortalidad tanto de niños como de madres, en los países del Tercer Mundo nada de esto ocurre, las condiciones sanitarias y alimenticias son muy pobres y esto provoca un peor desarrollo durante el embarazo, existiendo una gran probabilidad de muerte durante el parte o en los días posteriores. Desde el principio de la vida hay ya fuertes diferencias.
El período de la infancia es también muy diferente, careciendo en el Tercer Mundo de un verdadero desarrollo infantil y produciéndose gran cantidad de muertes como consecuencia de la falta de alimentos, carencia de vacunas y medicamentos, enfermedades endémicas, condiciones sanitarias del hogar, falta de escolarización, etc. Los niños serán obligados a trabajar desde muy pequeños en condiciones casi de esclavitud, incluso pueden ser utilizados en las guerras. En el caso de las niñas, muy jóvenes serán casadas por sus familias, y mientras en el Primer Mundo una niña de la misma edad estaría estudiando en la escuela, en el Tercer Mundo ya estaría casada y con hijos, generalmente tienen uno o varios hijos antes de los 16 años.
En estas condiciones sanitarias tan deficientes las enfermedades infecciosas son muy abundantes, así el SIDA, la malaria, las enfermedades diarréicas, la tuberculosis, etc, son las mayores causas de mortalidad en estas sociedades donde no sólo escasean los alimentos sino también las medicinas necesarias para tratar las enfermedades, incluso las más comunes; además, aunque haya medicinas son difíciles de lograr, son caras y escasean, dando muchas veces origen al desarrollo de “mercados negros” en los que se trafica con ellas.
Por el contrario, en el Primer Mundo las medicinas están generalizadas, existen programas de vacunación y un buen sistema de prevención de enfermedades, además el sistema sanitario de estos países está muy desarrollado y toda la población tiene acceso a él. Consecuencia de estas desigualdades es la diferencia en la esperanza de vida: una mujer del Primer Mundo, en concreto de España, tiene una esperanza de vida al nacer de 83 años, por el contrario, una mujer del Tercer Mundo ve reducida su esperanza de vida a los 38 años y
¿Es justo? Creo que no, no podemos vivir en un Mundo que da la espalda a una gran parte de los habitantes de él, haciendo que no tengan la posibilidad de acceder a lo más básico como son los alimentos y las medicinas. Si vemos los artículos 1, 22 y 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos esta situación, podemos decir que, es ilegal ya que mientras reconocemos el derecho de todos los hombres a ser iguales y a la salud, por otro lado nos olvidamos de ellos y permitimos que millones mueran de hambre y enfermedades como el SIDA por falta de medicinas para su tratamiento, tal y como ocurre en el África Subsahariana, mientras esta enfermedad en los Países Desarrollados está mucho más controlada y ya ha empezado a ser considerado como una enfermedad crónica con la que se puede vivir. Mientras nosotros luchamos por la prevención de las enfermedades en una gran parte del Mundo se lucha por sobrevivir a las enfermedades sin apenas medicinas. Es necesario una mayor conciencia de todos para evitar esta situación.
Como recordatorio unos artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
Buena idea lo de la Declaración. Muy buen artículo y bien presentado
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