Las principales causas de muerte en España son muy similares a las que se observan en el resto de los países desarrollados. La principal causa de muerte son las enfermedades cardiovasculares, que representan el 33% del total de muertes. Estas enfermedades están muy relacionadas con los hábitos alimenticios y de vida; así la alimentación con productos ricos en grasas saturadas, gran cantidad de carbohidratos y exceso de calorías, consumo de alcohol, y gran cantidad de alimentos precocinados unidos a una actividad física reducida como consecuencia del sedentarismo, la utilización masiva de vehículos para desplazarse y la disminución del trabajo físico hacen que aparezcan problemas de obesidad y que las alteraciones a nivel del sistema cardiovascular sean muy frecuentes. Una gran parte de la población padece como consecuencia de estos hábitos: hipertensión arterial y colesterol, auténticas bombas de relojería.
La 2ª causa de mortalidad en España es el cáncer, 27%, que a pesar de los notables avances en el tratamiento que se han producido, y que han llevado a un incremento considerable en la tasa de supervivencia en algunos casos de cáncer, sigue siendo la enfermedad más temida. Es importante resaltar la influencia que en el desarrollo de esta enfermedad tienen determinados hábitos sociales, como el tabaco,que contribuye en gran medida al desarrollo de uno de los tipos de cáncer más agresivos, el que afecta a las vías respiratorias. El cáncer junto con las enfermedades cardiovasculares representan el 60% de la mortalidad por enfermedades.
El resto de enfermedades, como las respiratorias con el 9%, y las infecciosas con el 5%, representan niveles mucho menores en cuanto a su incidencia. es muy importante resaltar como el SIDA se ha transformado en una enfermedad crónica, y ha dejado de ser una enfermedad con alto índice de mortalidad entre los enfermos, a diferencia de lo que sucede en el tercer mundo, especialmente en África.
Comparando estas causas de mortalidad en España con la de otros países, vemos como son muy similares a la de países desarrollados , como EEUU y totalmente diferentes a las causas que podemos observar en los países subdesarrollados como por ejemplo Zimbabue, donde la principal causa de muerte con un 76% son las enfermedades infecciosas, mientras que las cardiovasculares y el cáncer representan en conjunto el 13%. Los países en vías de desarrollo, como la India, presentan tasas de mortalidad intermedias entre ambos extremos.
El lugar de nacimiento, en muchos casos condiciona la causa de muerte.
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FLEV CMC
lunes, 30 de enero de 2012
domingo, 8 de enero de 2012
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”
“Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos…”, sin embargo, un niño o una niña que nacen en país del Primer Mundo o Países Desarrollados tienen, desde antes incluso de su nacimiento, unas condiciones de vida muy diferentes a las que tendrán un niño o una niña nacidos en el Tercer Mundo o Países Subdesarrollados. Las condiciones en que van a nacer serán muy diferentes: mientras en el Primer Mundo todo el embarazo y el parto estarán controlados, lo que hace que los niños nazcan en mejores condiciones y disminuya mucho la mortalidad tanto de niños como de madres, en los países del Tercer Mundo nada de esto ocurre, las condiciones sanitarias y alimenticias son muy pobres y esto provoca un peor desarrollo durante el embarazo, existiendo una gran probabilidad de muerte durante el parte o en los días posteriores. Desde el principio de la vida hay ya fuertes diferencias.
El período de la infancia es también muy diferente, careciendo en el Tercer Mundo de un verdadero desarrollo infantil y produciéndose gran cantidad de muertes como consecuencia de la falta de alimentos, carencia de vacunas y medicamentos, enfermedades endémicas, condiciones sanitarias del hogar, falta de escolarización, etc. Los niños serán obligados a trabajar desde muy pequeños en condiciones casi de esclavitud, incluso pueden ser utilizados en las guerras. En el caso de las niñas, muy jóvenes serán casadas por sus familias, y mientras en el Primer Mundo una niña de la misma edad estaría estudiando en la escuela, en el Tercer Mundo ya estaría casada y con hijos, generalmente tienen uno o varios hijos antes de los 16 años.
En estas condiciones sanitarias tan deficientes las enfermedades infecciosas son muy abundantes, así el SIDA, la malaria, las enfermedades diarréicas, la tuberculosis, etc, son las mayores causas de mortalidad en estas sociedades donde no sólo escasean los alimentos sino también las medicinas necesarias para tratar las enfermedades, incluso las más comunes; además, aunque haya medicinas son difíciles de lograr, son caras y escasean, dando muchas veces origen al desarrollo de “mercados negros” en los que se trafica con ellas.
Por el contrario, en el Primer Mundo las medicinas están generalizadas, existen programas de vacunación y un buen sistema de prevención de enfermedades, además el sistema sanitario de estos países está muy desarrollado y toda la población tiene acceso a él. Consecuencia de estas desigualdades es la diferencia en la esperanza de vida: una mujer del Primer Mundo, en concreto de España, tiene una esperanza de vida al nacer de 83 años, por el contrario, una mujer del Tercer Mundo ve reducida su esperanza de vida a los 38 años y
¿Es justo? Creo que no, no podemos vivir en un Mundo que da la espalda a una gran parte de los habitantes de él, haciendo que no tengan la posibilidad de acceder a lo más básico como son los alimentos y las medicinas. Si vemos los artículos 1, 22 y 25 de la Declaración Universal de Derechos Humanos esta situación, podemos decir que, es ilegal ya que mientras reconocemos el derecho de todos los hombres a ser iguales y a la salud, por otro lado nos olvidamos de ellos y permitimos que millones mueran de hambre y enfermedades como el SIDA por falta de medicinas para su tratamiento, tal y como ocurre en el África Subsahariana, mientras esta enfermedad en los Países Desarrollados está mucho más controlada y ya ha empezado a ser considerado como una enfermedad crónica con la que se puede vivir. Mientras nosotros luchamos por la prevención de las enfermedades en una gran parte del Mundo se lucha por sobrevivir a las enfermedades sin apenas medicinas. Es necesario una mayor conciencia de todos para evitar esta situación.
Como recordatorio unos artículos de la Declaración Universal de Derechos Humanos:
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre desarrollo de su personalidad.
Artículo 25
Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias independientes de su voluntad.
La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual protección social.
jueves, 5 de enero de 2012
microorganismos contra microorganismos: antibióticos
La palabra antibiótico significa “contra la vida”, y procede de las palabras griegas anti (contra) y bios (vida). El término fue propuesto por Waksman, descubridor de la estreptomicina, para definir sustancias dotadas de actividad antimicrobiana y extraídas de estructuras orgánicas vivientes. Son sustancias que a concentraciones bajas, inhiben el crecimiento o provocan la muerte de las bacterias. Desde la antigüedad el ser humano ha utilizado compuestos orgánicos para el tratamiento de enfermedades infecciosas, como el extracto de algunas plantas y hongos de algunos quesos. Pero podemos decir que es en el siglo XX cuando comienza el gran desarrollo de estos compuestos.
Los antibióticos pueden ser de dos tipos según su efecto: bacteriostaticos (las bacterias dejan de multiplicarse) o bactericidas (bacterias mueren). Para desempeñar estas funciones, los antibióticos deben ponerse en el contacto con las bacterias.
Su desarrollo comienza en 1900, cuando el bacteriólogo alemán Rudolf von Emmerich aisló una sustancia que podía destruir los microbios causantes del cólera y la difteria en un tubo de ensayo, pero no pudo aplicarlo al tratamiento de las enfermedades.
El momento clave en el desarrollo de los antibióticos es el descubrimiento accidental que el investigador inglés Alexander Fleming realizó en 1928 cuando descubrió que, en una de las placas de Petri sembradas con Staphylococcus aureus que se habían contaminado con otro hongo (Penicillium notatum) comprobó que las colonias bacterianas que se encontraban alrededor del hongo Penicillium eran transparentes, y esto era debido a que se había producido la muerte de las bacterias. Este proceso era debido a que Penicillium producía una sustancia que tiene efectos antibacterianos, la penicilina. Aunque Fleming publicó sus resultados en 1929, no fue hasta 1940 cuando Florey, Hartley y Chain lograron aislar la penicilina de los cultivos de Penicillium. El descubrimiento casi no tuvo repercusión porque apenas se podía producir suficiente cantidad de penicilina como para purificarla y utilizarla. Fue en 1941 cuando los químicos Florey y Heatley desarrollaron un método de purificación de la penicilina que permitió su síntesis y su comercialización. Su utilización a gran escala se produjo como consecuencia de la II Guerra Mundial, comenzando a aplicarse en 1943, y se demostró su gran importancia al actuar salvando numerosas vidas de heridos al impedir el desarrollo de las infecciones bacterianas en las heridas, lo que provocaba una gran mortandad. En 1945 Fleming, Florey y Chair recibieron el Premio Nobel por su descubrimiento (Heatley lo recibió en 1990).
En 1944, Selman Abraham Waksman, un biólogo norteamericano comenzó un programa de investigación cuyo objeto era aislar sustancias que más tarde llamaría antibióticos. Con unos pocos estudiantes graduados y de doctorado, Waksman desarrolló técnicas de análisis para gran variedad de suelos y materias orgánicas. Realizó cultivos y estudió si inhibían el crecimiento de colonias de bacterias patógenas. Sus investigaciones fueron en hongos actinomicetos, que eran los microorganismos que más conocía. En una década fueron aislados y caracterizados diez antibióticos, tres de los cuales tuvieron éxito en clínica: la actinomicina (Waksman y Woodruff, 1940), la estreptomicina (Schatz, Bugie y Waksman, 1944), y la neomicina (Waksman y Lechevalier, 1949).
La estreptomicina tuvo especial relevancia al ser un agente bacteriostático y bactericida selectivo, activo contra las bacterias grampositivas y gramnegativas. Esta nueva sustancia era efectiva para el tratamiento de la tuberculosis pulmonar. En este caso es llamativo el enfrentamiento entre sus descubridores por reivindicar el descubrimiento, y patente, lo que les enfrentó en un juicio donde se reconoció que los 3 eran los descubridores. Sin embargo, con posterioridad, el Premio Nobel sólo se le concedió a WaKsman.
A principios de 1970, durante el estudio de organismos de la tierra, en busca de inhibidores de la síntesis de peptidoglucano, se descubre el imipenem, que dio lugar a una nueva clase de antibióticos de amplio espectro, los carbapenémicos. Este descubrimiento supuso el desarrollo de los antibióticos betalactámicos.
En la actualidad, no sólo no se han conseguido erradicar completamente las enfermedades infecciosas, sino que muestran una tendencia emergente, entre otras cosas por la aparición de resistencias por parte de los microorganismos frente a los antibióticos. Por ello el descubrimiento de nuevos antibióticos, así como la creación de antibióticos semisintéticos o sintéticos sigue siendo de gran importancia.
Sin embargo, debido a la gran capacidad de mutación de las bacterias, constantemente aparecen nuevas cepas bacterianas resistentes a los antibióticos, por lo que es necesario el constante desarrollo de nuevos antibióticos para asegurar su eficacia. Por ello es importante resaltar que no se debe realizar un uso abusivo de los antibióticos, ya que con ello se potencia este efecto de aparición de resistencia en bacterias y sobre todo no utilizarlos en las infecciones de origen vírico ya que frente a los virus son ineficaces.
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